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Medio ambiente

Especialistas advierten sobre el riesgo de nuevas áreas petroleras

Residentes señalan problemas como derrames y accidentes
Fabíola Sinimbú – Reportera de Agência Brasil
Publicado en 26/05/2025 - 14:20
Brasilia
A Petrobras anunciou a chegada da plataforma de petróleo, P-67, ancorada na Baía de Guanabara, destinada ao Sistema de Produção do Campo de Lula, no pré-sal da Bacia de Santos.
© Tânia Rêgo/Agência Brasil

Derrames, accidentes y altas emisiones de gases de efecto invernadero son algunos de los problemas señalados por residentes de municipios donde el petróleo es ampliamente explotado en Brasil.

Además de los riesgos ambientales, especialistas critican lo que llaman una “carrera contra el tiempo” del país en la búsqueda de nuevos lugares para la explotación del combustible fósil. Según ellos, la prisa es inútil, ya que la demanda de petróleo debería desacelerarse significativamente en los próximos años.

El pescador Humberto Sales Almeida, de 42 años, nació y creció en la comunidad Bahía do Araçá, en la ciudad de São Sebastião, estado de São Paulo. Hijo y nieto de pescadores, Almeida dice que la llegada de la industria petrolera modificó la pesca artesanal en la región.

En su memoria, permanece la época en que salía con su padre a realizar pesca de “caceio”. Echaban la red a favor de la marea y regresaban con el pescado para vender en la comunidad.

“Hoy, los que vivimos aquí en São Sebastião tenemos el puerto de carga seca, tenemos el petrolero ahí en medio, y todo eso dentro de donde solíamos pescar”, afirma.

“No podemos pescar más en esa área debido al tráfico de embarcaciones, también del práctico que pasa por ahí y ya ha pasado por encima de personas, casi quitándoles la vida. La propia Capitanía de Puertos multa cuando alguien pasa cerca de un barco. Se olvidan de que la comunidad ya estaba ahí”, dice.

A unos 30 kilómetros de distancia de la comunidad de Humberto Almeida, la pescadora Ladisla Crispim dos Santos afirma que solía pescar con red en la orilla, aprovechando la marea, además de recolectar mariscos.

“Mantuve a mis hijos durante mucho tiempo con el marisco de la arena, que aquí llamamos ‘berbigão’; nosotros, los caiçaras, lo llamamos ‘bibigão’. Unas bolitas de marisco, muy sabrosas, de verdad”, cuenta la residente de la región de Porto Novo, en Caraguatatuba.

Según ella, tanto el pescado como el marisco eran abundantes. “Pasábamos y hurgábamos así con el talón, con el pie, para recogerlos. Cuando ocurrió el primer derrame de petróleo aquí en el litoral, no desapareció del todo, aún encontrábamos, pero vino el segundo derrame y listo. Ya no hay ni para contar la historia”, dice.

Accidentes

En el último año, Brasil registró 731 accidentes marítimos comunicados por operadoras petroleras a la Agencia Nacional del Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles (ANP), el mayor número registrado por la agencia, cuya serie histórica comenzó en 2012 con 349 accidentes.

El número comprende todo tipo de incidentes de notificación obligatoria, independientemente de que haya habido derrame. “Entre ellos se encuentran: fallas en equipos, fallas en pozos, accidentes con empleados, enfermedades, entre otros”, destacó la ANP en una nota.

En la región del litoral de São Paulo, el primer derrame de mayor proporción ocurrió en 2013. Petrobras Transporte (Transpetro) fue condenada por el impacto causado en la región.

Según los pescadores, otros eventos con daños permanentes fueron registrados en el lugar. “Echan dispersante sobre la cubierta del barco y lanzan agua. Entonces, todo ese dispersante va al mar y, con el tiempo, se hunde, llega al arrecife y mata todos los huevos de peces”, dice Humberto Almeida.

Pérdidas y daños

Estos y otros perjuicios fueron reunidos en el Informe Analítico de Pérdidas y Daños de la Cadena de Petróleo y Gas del Presal, producido por la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) y el Foro de Comunidades Tradicionales (FCT), a través del Observatorio de Territorios Sostenibles y Saludables de Bocaina (OTSS).

Según Ana Flávia Pinto, pescadora de la Playa de Peres, en Ubatuba, y coordinadora del Frente Lucha de la Pesca Artesanal del FCT, el documento reúne daños económicos, sociales, culturales y emocionales.

“Estamos siendo impactados de varias formas. Los fondeaderos de barcos, ese paso de los petroleros, vienen disminuyendo el pescado y dificultando tanto el sustento de nuestras familias como la generación de ingresos en las comunidades, además del peligro de estar en el caladero, con la red desde la embarcación, y de repente ser atropellados, o que nuestros utensilios de pesca sean destruidos. Hemos sentido mucho miedo de verdad”, dice.

Nuevas áreas

El próximo 17 de junio, la ANP realizará el 5º Ciclo de la Oferta Permanente de Concesión, cuando se subastarán 172 bloques de petróleo y gas en todo el país. Las nuevas áreas incluyen 47 bloques en la cuenca de Foz do Amazonas, en el Margen Ecuatorial, zona del litoral del país señalada como el nuevo presal. Ubicada en el norte del país, entre los estados de Amapá y Río Grande del Norte, el Margen Ecuatorial presenta un significativo potencial petrolero. Las reservas se estiman en al menos 30 mil millones de barriles de petróleo, según Petrobras.

Las áreas de la cuenca de Foz do Amazonas podrán ser subastadas debido a una nota técnica de julio de 2020, que define los lugares isibles para actividades de exploración y producción de petróleo y gas natural. El documento está firmado por los Ministerios de Minas y Energía y de Medio Ambiente.

La nota técnica, sin embargo, no sustituye la exigencia de la Evaluación Ambiental de Área Sedimentaria (AAAS), solo permite que las subastas ocurran mientras el proceso de licenciamiento aún está en curso.

Esta semana, Petrobras obtuvo la aprobación del plan sobre fauna para el bloque FZA-M-59, en la cuenca de Foz do Amazonas, ubicado a 175 kilómetros de la costa, a una profundidad de 2.880 metros.

El plan es una de las medidas para la obtención de la licencia ambiental para la perforación de un pozo exploratorio en aguas profundas del litoral de Amapá.

En la evaluación del ingeniero ambiental Juliano Bueno de Araújo, director técnico del Instituto Internacional Arayara, todas esas ofertas, sin embargo, son una apuesta, realizadas incluso antes de saber si existe viabilidad ambiental.

“Cuando se hace una nueva subasta, el primer galón de petróleo de esas nuevas exploraciones estará disponible dentro de ocho años”, explica.

Según Araújo, las comunidades son llevadas a pensar que el petróleo es sinónimo de desarrollo para la región explorada. “Existe el canto de sirena de que la industria petrolera significa riqueza, pero hay que preguntarse: ¿la riqueza es para quién? Porque en el pasado escuchamos que el presal resolvería el problema de la salud y la educación del país, y no lo resolvió”, dice.

El ingeniero cree que Brasil se encuentra actualmente en una carrera contra el tiempo para aprovechar los últimos años de crecimiento de la demanda de petróleo antes de que la transición energética de las grandes potencias afecte al mercado.

“Ha habido una aceleración, especialmente en los últimos seis años, respecto a las ofertas de enormes áreas de bloques de petróleo, ya sea por concesión o por reparto dentro del país, señalando esas reservas de hidrocarburos, ya sean de gas natural o petróleo, a empresas brasileñas y extranjeras”, dice.

Un informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) señala una desaceleración de la demanda mundial de petróleo en los próximos años a medida que los países avanzan en sus transiciones energéticas.

“El aumento del uso de vehículos eléctricos, las tecnologías emergentes de energía limpia y las políticas de eficiencia más amplias se están combinando para trazar una trayectoria de crecimiento mucho más lenta para la demanda de petróleo, estabilizándose hacia el final de nuestro período de previsión 2023-2030”, destaca el informe Oil 2024.

El Plan Estratégico de Petrobras también reconoce que el pico de capacidad de producción se alcanzará en 2029, pero deja clara la perspectiva de abrir nuevas áreas mientras haya demanda. “El declive natural de la producción de petróleo aún exigirá nuevos proyectos de E&P [exploración y producción], que deberán ser resilientes desde el punto de vista económico y ambiental”, destaca.

Petrobras afirma que la producción de petróleo desde el margen ecuatorial es una decisión estratégica para que el país no tenga que importar petróleo en el horizonte de diez años.

El gobierno brasileño también defiende que los recursos de los combustibles fósiles financiarán la transición energética del país.

En 2024, impulsado por el presal, el petróleo cerró el año como el principal producto de la pauta de exportaciones brasileñas, superando a la soya. Las ventas de crudo de petróleo o minerales alcanzaron los US$ 44,8 mil millones.

Competitividad

Para el especialista en conservación de WWF-Brasil, Ricardo Fuji, además de la baja expectativa de que ese petróleo llegue al mercado a tiempo para atender el último pico de demanda, la posibilidad de que Brasil tenga un producto competitivo en relación con costos y emisiones es muy baja.

“Países como Emiratos Árabes, Arabia Saudita, un gran productor, y Catar logran producir a costos más bajos y con menor intensidad de carbono que nosotros. Y a medida que la demanda mundial vaya disminuyendo, la tendencia es que otros productores pierdan ese mercado”, afirma.

Fuji cree que, al continuar abriendo nuevas fronteras exploratorias de petróleo y gas, Brasil pierde posición en los foros internacionales de discusión climática y se vuelve más frágil. Según experto, el país tendría más protagonismo si explorara de forma consistente el liderazgo en energías renovables.

“Estamos hablando de energía proveniente de fuentes renovables, de la bioenergía, en gran medida. Somos el país que más usa biocombustibles en términos proporcionales en el mundo. Tenemos un potencial, que ya estamos aprovechando, de energía solar y eólica, y en ese sentido tenemos ventajas competitivas para ofrecer energía renovable en mercados internacionales, pero también para influir en los caminos que los países adoptarán para hacer la transición energética, y eso tiene bastante implicación para los próximos años”, dice.

Para la gestora ambiental de ClimaInfo, Carolina Marçal, hay una contradicción entre la apertura de nuevas áreas de exploración de combustibles fósiles y la urgencia climática causada por el calentamiento global. “No es para suplir la demanda interna, porque Brasil se convirtió en exportador neto de petróleo. Solo que, sea aquí o en cualquier otra parte del mundo, ese petróleo se quema y agrava el cambio climático en todo el planeta”, refuerza.

Reservas nacionales

Un análisis reciente realizado por InfoAmazonia mostró que Brasil tiene reservas de petróleo ya comprobadas suficientes hasta 2040, si cumple los acuerdos internacionales firmados en los últimos años. El estudio consideró las reservas en 2023, cuando había 15,9 mil millones de barriles de petróleo equivalente (boe) ya comprobados para producción. Cuando se consideran las reservas probables, con 50% de posibilidad de producción, y posibles, con 10% de probabilidad de extracción para comercialización, ese número sube a 18 mil millones de boe.

En un escenario sin exportaciones, las reservas nacionales durarían mucho más tiempo, con existencias comprobadas suficientes para el consumo interno hasta 2045.

Ya en un escenario de cumplimiento del acuerdo internacional Net Zero, que prevé una reducción del 75% en el consumo y exportación global hasta 2050, acompañando el proceso de transición energética global, el petróleo brasileño duraría hasta 2039, considerando las reservas comprobadas, o 2042, considerando las reservas totales.

“Es evidente que Brasil no necesita explorar nuevas fronteras para reponer sus reservas de petróleo. Aún más considerando el freno en la demanda”, refuerza Carolina Marçal.

Por su parte, Petrobras alega que, sin producción de petróleo en el margen ecuatorial, Brasil puede tener que volver a importar petróleo dentro de diez años.

“El tiempo está siendo muy crítico. En cinco o seis años habrá una caída en la producción del presal y, con eso, podríamos volver a ser importadores de petróleo en 2034 o 2035, si no hay descubrimientos”, afirmó la directora de Exploración y Producción de Petrobras, Sylvia Anjos, al participar en una clase abierta en la Universidad Federal de Río de Janeiro a fines del año pasado.

La analista de ClimaInfo apuesta por un camino diferente para el desarrollo del país: inversiones en la industrialización verde, basadas en la expansión de la generación de energía a partir de fuentes renovables y aplicación de salvaguardas socioambientales para evitar problemas con comunidades y con el medio ambiente.

“La experiencia brasileña y mundial muestra que la industria del petróleo concentra ingresos, beneficia a pocos y no promueve el desarrollo socioeconómico para todos”, afirma.